Al momento de anunciarse el concierto de Rivers of Nihil junto con el trío de Imperial Triumphant, uno esperaría una clase de asombro. No porque uno sea mejor que el otro, pero sí porque son distantes y algo diferentes. Ambos se nutren del death metal sin embargo, mientras uno está más inclinado al Avant-Garde o al Jazz metal; el otro va hacia los parajes del progresivo o del technical death. Sea cual sea la etiqueta que se le ponga, a ojos de inexpertos todo sonaría igual, pero para los acérrimos fans de los sonidos extremos si hay ligeras diferencias. Por eso, esta mezcla al momento de anunciarse daba la impresión de ser uno de esos extraños crossovers que solemos presenciar cada determinado tiempo.
Ante toda esta evidencia todo indicaba que la noche del 26 de Domingo de Febrero en el C3 Stage sería una noche extraña o bastante tensa, pero fue todo lo contrario. Fue una noche para el recuerdo, donde veríamos por primera vez en México y sobre todo en Guadalajara; a dos proyectos que se han mantenido por años en la escena.
Primero hay que hacer mención de que a pesar de ser un día complicado (es decir, un domingo) la asistencia fue bastante aceptable. Los que fueron por la banda neoyorquina quedaron más que complacidos no solo de ver las imponentes máscaras que conforman el ritual dorado, sino por su maestría; entrega y performance. Imperial Triumphant demostró por que es una banda de culto con 18 años de trayectoria, en donde no por nada se han dado el lujo de tener colaboraciones con Kenny G y su hijo (quien formaba parte de la banda antes). Pero bueno, un poco más de contexto ¿a qué suenan? Pues en un momento podrías escuchar algunas notas de jazz acompañada de una estruendosa batería para después dar paso a los guturales de Zachary Ilya Ezrin, su vocalista; y para el final en la misma canción, un puente relajado de guitarra/bajo. Una mezcla interesante que de algún modo funciona sin dejar de ser brutal. Con ese sonido tan característico dieron repaso por temas como “Tower of Glory, City of Shame”, “Chernobyl Blues“, entre otros más. Si nos permiten decir: fue una experiencia única.

Ahora, los que fueron por Rivers of Nihil tampoco salieron decepcionados. Desde Pennsylvania, la banda trajo consigo su technical death metal super agresivo que si bien es menos brillante, es suficiente para tener una chispa necesaria para alejarse de la mediocridad latente en su género base. A su vez, dejando claro que estamos ante un grupo que ha sabido brillar desde sus inicios hasta sus momentos actuales. La banda funciona como una máquina sin sentimientos, que resulta arrolladora, las partes pesadas y densas al más puro estilo de bandas legendarias de su país resultaron ser una válvula de escape para la cotidianidad no solo del dominguito relax, sino quizás de toda una semana cabizbaja. Ellos interpretaron temas de sus discos Where Owls Know My Name de 2018 hasta el más reciente The Work del 2021. Siempre agradecidos por el público y demostrando su gratitud. Los asistentes agradecieron su visita de la mejor forma que conocen: con un moshpit donde los codazos, empujones y el sudor no se hicieron esperar.

Una noche intensa, para un domingo que pintaba para algo tranquilo y que se convirtió en un ritual sonoro que dejó retumbando los oídos a todos los que lo presenciaron. Un combo que solo se puede describir como brutalmente apocalíptico.
Reseña: Ars San / Foto: Christhian Ferenc




























