#Reseña Fear Factory: La máquina volvió a alzarse

Fear Factory, la banda legendaria del metal industrial y su música (a menudo descrita como una máquina infernal); ha cautivado a fanáticos de todo el mundo, y esta noche no fue una excepción. Sacudió a la audiencia con su potencia sónica en una noche épica llena de energía, sudor y riffs aplastantes.

Formada en los albores de los 90, la agrupación ha sido una fuerza imparable dentro de la industria con su fusión única de metal pesado y elementos electrónicos .Para esta ocasión la voz corrió a cargo del recién llegado Milo Silvestro, tomando la batuta que Burton Bell dejó durante el 2020. Silvestro logró una maestría al interpretar los temas de la agrupación a la perfección y ganándose a la audiencia quienes obtuvieron un viaje de ida y vuelta a tres décadas atrás.

El recinto se llenó de una multitud apasionada y lista para dejarse llevar por la avalancha sónica del cuarteto. Desde el primer acorde, el lugar se convirtió en una zona de guerra musical, con cabezas agitándose, puños en alto y gritos desgarradores. Los hits clásicos como «Shock», «Archetype» y «Demanufacture» sacudieron la sala y desataron el caos controlado que todos estábamos esperando.

La química en el escenario entre los miembros fue contagiosa. Mientras Silvestro con su voz gutural, lideraba la batalla, Dino Cazares y Tony Campos destrozaban bajo y guitarras con riffs que te hacían temblar los huesos. La intensidad en el aire era palpable, y nadie pudo resistirse al poderoso pulso de la batería de Pete Webber, que marcaba el ritmo frenético de la noche.

Pero no solo se trató de una exhibición de fuerza bruta, sino también de momentos emotivos. Canciones como «What Will Become?» y «Edgecrusher» tocaron nuestras fibras más sensibles, recordándonos que también saben cómo transmitir emociones profundas a través de su música. Fue una montaña rusa de sensaciones, que nos llevó desde la rabia y la agresión hasta la melancolía y la introspección.

El espectáculo visual si bien ya en la ciudad es comúnmente mediocre en esta ocasión dieron un espectáculo digno acorde con el motif de la banda. Las luces estroboscópicas con demás efectos crearon una atmósfera que encapsulaba perfectamente la esencia de Fear Factory. Nos sumergimos en un mundo distópico donde la máquina y la humanidad se fusionaron en una sinfonía de caos y redención.

En resumen, fue un concierto que se convirtió en una experiencia explosiva que nos recordó por qué amamos el metal. Un torbellino de sonidos intensos, emociones desenfrenadas y un derroche de habilidad musical. Cazares y compañia demostraron una vez más por qué son considerados leyendas en el género, dejando a la audiencia extasiada y deseando más.

Por Christhian Ferenc

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