Aurora regresó a Guadalajara con un espectáculo cargado de magia, emoción y una atmósfera mística, esta vez en el majestuoso Auditorio Telmex, un recinto mucho más grande que el Teatro Diana, donde la artista noruega había debutado. El 31 de octubre, la fecha elegida para su presentación, parecía perfecta para que la cantante deslumbrara con su particular estilo etéreo y envolvente, que encontró un público tan fervoroso como el que ya la había recibido en 2023. La noche no solo estuvo marcada por su potente presencia escénica, sino también por la conexión única que la artista logró establecer con sus seguidores, muchos de los cuales asistieron disfrazados, creando una atmósfera aún más especial.

El show comenzó justo a las 9:17 pm, con un primer vistazo de Aurora cubierta por luces azules y sombras, mientras su voz de timbre celestial flotaba sobre el Auditorio Telmex, conquistando a los presentes desde los primeros acordes de “Goddess of Dusk”. La escenografía, sencilla, fue un acompañamiento perfecto para la magnética presencia de Aurora: una pantalla central que proyectaba imágenes de la cantante en movimiento, con el escenario iluminado por luces suaves que evocaban un mundo onírico y sobrenatural.

“¡Hola, Guadalajara! Estoy tan feliz de verlos de nuevo. Nuestra familia ha crecido y me siento muy afortunada de estar aquí con ustedes”, expresó una sonriente Aurora, antes de sumergirse en un setlist que abarcó lo más destacado de su corta carrera. Las primeras canciones “Churchyard” y “Soulless Creatures” parecían abrir un portal hacia otro mundo, un universo único donde la cantante noruega se mueve con la gracia de un ser de otro plano, descalza y en su característico vestido blanco de capas. La audiencia, totalmente cautivada, no dejaba de corear cada letra, creando una atmósfera mágica y envolvente.

A lo largo del concierto, Aurora compartió momentos muy personales y reflexivos con su público. Durante la interpretación de “Echo of My Shadow”, la artista aprovechó para ofrecer un mensaje de esperanza y solidaridad: “El mundo necesita más personas buenas, no debemos aislarnos.» Con estas palabras, la cantante reconfirmó su compromiso con la humanidad y la empatía, un mensaje recurrente en su música.

Uno de los momentos más emotivos de la noche llegó durante la interpretación de “Exist for Love”, cuando Aurora aprovechó la oportunidad para hablar sobre la importancia de la inclusión. La canción, uno de sus himnos más queridos por la audiencia, inspiró a una pareja en el público a comprometerse en matrimonio, ante la mirada emocionada de todos. La reacción de Aurora fue espontánea y llena de emoción: abrazó el momento con alegría, lo que le dio un toque aún más especial al concierto.

A lo largo de la noche, la artista noruega presentó una selección de sus éxitos más populares, como “Runaway”, “Into the Unknown” y “Running with the Wolves”, que hicieron vibrar al público y completaron una experiencia de altos vuelos. Sin embargo, lo que hizo verdaderamente único este concierto fue la capacidad de Aurora para generar una conexión tan íntima con sus seguidores, quienes no dudaron en regalarle flores, mensajes y hasta una bandera del orgullo LGBT.

El concierto continuó con más canciones, hasta que el falso final llegó con “Giving into the Love”, sin embargo, los gritos de “¡otra, otra!” y los celulares iluminando el Auditorio Telmex, hicieron que Aurora regresara al escenario para ofrecer tres piezas más, culminando con la emotiva “Invisible Wounds”, una canción que logró arrancar algunas lágrimas a los presentes. Con la artista sentada sobre su piano, y la audiencia completamente en silencio, este cierre tan apacible y conmovedor creó una sensación de paz colectiva, un final perfecto para una noche mágica.

Al despedirse, Aurora sorprendió al público al sumarse a la tradición local y, con una sonrisa, se despidió con una reverencia mientras de fondo sonaba “El Jarabe Tapatío”, dejando claro que su conexión con Guadalajara era más fuerte que nunca. La cantante noruega se despidió con la promesa de regresar, y los fans, felices y agradecidos, comenzaron a salir del recinto, aún envueltos en la energía positiva que se había generado esa noche.

Reseña: ATM / Foto: Joshua Huizar