El #EstamosBienTour de Moenia llegó a la ciudad con el tercer concierto de la gira, un despliegue de luces, nostalgia y frescura que dejó a los asistentes con la sensación de haber presenciado algo más que un concierto: una celebración de la vida y de la música.
Desde su formación y actividad ininterrumpida desde 1985, Moenia ha sabido sostener una identidad única, fusionando lo electrónico, el pop y la nostalgia ochentera con una propuesta siempre vigente. En el escenario, Alfonso Pichardo, Jorge Soto y Alex “Midi” Ortega demostraron por qué siguen siendo el trío perfecto, acompañados por piezas clave: Lizzet Osuna, quien sorprende siempre con su poderosa voz en varios momentos, Ivette Gómez, baterista tapatía que se robó las miradas con su fuerza; Alberto Bribiesca con su poderosa guitarra y Alex Yackubova.


El concierto abrió con “No hay fe”, una introducción que preparó el terreno para un setlist de 22 canciones que equilibró los temas nuevos con los clásicos que han marcado generaciones. Sonaron piezas como “Como ves tú”, “Consecuencias” y “¿En qué momento?”, que dio paso a la primera gran oleada de euforia colectiva.
“Juegos de amor”, ese famoso cover de Neón, y más adelante, con “Estabas ahí”, que transformó el ambiente en un instante íntimo y acústico. “Estamos bien”. Esta canción, originalmente grabada junto a Paty Cantú, fue interpretada por Lizzet Osuna con una entrega que estremeció al público.
El juego de referencias también fue un deleite: “Hay que caer” cerró con un fragmento de “Blue Monday” de New Order, recordando los orígenes de Moenia y su conexión con la música electrónica internacional. Más adelante, en “Manto estelar”, Pichardo invitó a los asistentes a encender sus linternas, logrando que el lugar se convirtiera en un verdadero cielo iluminado. Y con “Regreso a casa”, la emoción alcanzó un nivel especial: “Y es que asi es estar de vuelta en Guadalajara, ciudad que amamos, donde tenemos grandes amigos y grandes fans”, expresó Pichardo, arrancando gritos y aplausos que confirmaron el vínculo de la banda con la ciudad.




La segunda parte del concierto fue una sucesión de himnos: “Contigo estaré”, “Déjame entrar” —una de las más esperadas—, “Morir tres veces”, y el explosivo cover de “Ni tú ni nadie” de Alaska y Dinarama, que comenzó con un inesperado intro de “Beautiful People” de Marilyn Manson. La energía era tal que el encore, aunque breve, no perdió intensidad: “Mejor ya no”, “No dices más” y “No puedo estar sin ti” cerraron con broche de oro un concierto redondo.
Más allá del sonido, los visuales jugaron un papel fundamental: proyecciones futuristas, ochenteras, espaciales, que parecían diseñadas para acompañar cada emoción del público. Luces, pantallas y atmósferas envolventes reforzaron esa estética característica de Moenia, en la que conviven lo retro y lo moderno sin contradicciones.




En total, fueron casi dos horas de música que confirmaron que Moenia sigue siendo referente de la electrónica y el synth pop en español. Guadalajara respondió con entusiasmo, cantando, bailando y recordando que esta banda ha acompañado a varias generaciones.
Y al final, quedó resonando esa frase de uno de sus más recientes temas, que se volvió casi un manifiesto de la noche:
“Esta noche toca bailar, cantar, reír y beber, simplemente por celebrar que estamos vivos y estamos bien.”
Reseña y foto: Andy Mc Cormick