El pasado 14 de noviembre, Cuerda Cultura se convirtió en un pequeño santuario para todos los que amamos y crecimos con las canciones del cantautor Argentino Coti.

En un ambiente íntimo con un selecto público; la noche inició con la presentación de Carey, un dueto español de guitarra y voz que le dió a la noche esa electricidad suave ideal para comenzar la inolvidable velada. 

Unos minutos después, Coti salió al escenario en solitario y con guitarra en mano. Bastó el primer acorde para que el selecto público presente entrara en sintonía. La cercanía del lugar hizo que no hubiera distancia entre artista y audiencia; parecía más una reunión de amigos que un concierto formal.

Acompañado sólo de su guitarra cantó algunos temas de su amplio repertorio; además de complacer a los asistentes que le hacían peticiones especiales. Después de tan emotiva entrega, su banda subió al escenario para darle un potente toque de energía a la velada.

Durante casi dos horas, desfiló por sus clásicos con la naturalidad de alguien que se siente como en casa; además de cantar la colección de canciones que escribió para otros pero que, escuchadas en su voz, suenan como si siempre le hubieran pertenecido.

Entre tema y tema, Coti conversó, bromeó, contó pequeñas anécdotas. Hubo momentos en los que el silencio del público era tan profundo que se escuchaban los dedos golpeando las cuerdas. Y otros, en los que se unía en un coro que desbordaba el lugar. Coti se mostró cercano, agradecido y auténtico.

El cierre dejó al recinto vibrando. No se sintió como despedida, sino como una confirmación de que sus canciones tienen vida, brillo y sentido.

Por Uriel Villalobos